El estrés hídrico es el factor abiótico más limitante y presente en las plantas y cultivos. Debido a ello, las plantas no solo tienen adaptaciones en cuanto a morfología o metabolismo (cómo las C4 o CAM) sino también expresiones genéticas que regulan su comportamiento ante la presencia de un ambiente escaso en agua.
Personalmente, entender en detalle estos compartimentos y adaptaciones de las plantas, me permitió comprender mejor el rol fundamental que tienen los bioestimulantes y cómo encajan perfectamente en el mecanismo adaptativo y natural de las plantas.
Por aquí un breve resumen de 4 adaptaciones (entre muchas otras):
Limitación del área y expansión foliar, pese a que de ella depende la fotosíntesis y por tanto, parte del potencial productivo, un crecimiento foliar conservador limita en gran medida su puerta de salida del agua.
Crecimiento y expansión radicular, ante el estrés hídrico, la planta estimula su desarrollo radicular, en búsqueda de agua en zonas más profundas del suelo y por tanto, aumentando su puerta de entrada del agua.
Cierre parcial o total de estomas, mediante la fitohormona ABA la planta provoca una entrada masiva de iones de calcio a las células guarda, lo que ocasiona el cierre parcial o total de los estomas y previene la pérdida de agua a través de éstos.
Osmoregulación, a través de la acumulación solutos, se favorece un potencial osmótico más negativo que el entorno, reduciendo el potencial hídrico y favoreciendo la entrada de agua manteniendo el balance hídrico y el turgor celular.
